Wednesday, June 28, 2006

Refranes corregidos y aumentados

Muchos de nosotros nos criamos con la pedagogía que abrevaba en los dichos y refranes. En algunas épocas “A quien madruga Dios lo ayuda” era tan real como los sabañones. Sin embargo no lo fue para nosotros que teníamos la desgracia de ir a la escuela al turno tarde y ahí, era evidente que Dios nos abandonaba. Al menos eso parecía por nuestras notas en matemáticas. Nos cambiamos a la mañana pero no resultó porque justo en esa época se había hecho popular el dicho “No por mucho madrugar se amanece más temprano” y por supuesto nos llevamos matemáticas a diciembre.
Un espíritu tan optimista como irresponsable nos dijo que no nos preocupáramos que “No hay bien que por mal no venga” con lo cual nos quedamos tranquilos con la tabla de logaritmos. Cuando nos mandaron a marzo nos dimos cuenta de que el dicho era
que “No hay mal que por bien no venga”. En esa ocasión aprendimos dos cosas,
la tabla de logaritmos y la ley de no reversibilidad de los refranes.
Ya que nos aprendimos tan, pero tan bien los logaritmos para rendir la materia previa, siempre llevamos con nosotros una tabla de logaritmos junto a la cortaplumas suiza por cualquier cosas vaya uno a saber en que urgencias nos puede hacer falta. Nunca la usamos pero en fin, ese es otro tema. La cuestión es que desde aquel momento siempre fuimos cuidadosos con los refranes y aprovechamos la ocasión para ilustrarlo sobre este tema.
Por lo pronto no vamos a tomar en cuenta aquello de “A buen entendedor pocas palabras” porque si usted es excelente entendedor entonces la gente sólo cruzara con usted unos pocos monosílabos y si llega a ser eximio entendedor, pobre de usted, nadie le dirigirá la palabra.
Hay que saber que el refranero popular ha ido mutando con los años y por eso es nuestro deber aclarar, en honor a la casta verdad, que el dicho verdadero es “Haz el bien sin mirar a quien” y no “Hazlo bien sin mirar con quien”.
En ese sentido son variopintas las confusiones a la que se suma la cita de “Esta tarde vi llover, vi gente correr…” que con toda certeza podemos decir es la letra de un bolero de Manzanero y no un pasaje del antiguo testamento atribuida de Noé.
Lo cierto es que es inevitable que la actualidad imprima su sesgo como sucede al oeste de Plymouth Green, en Escocia, en una majada de ovejas Yorkshire donde circula el dicho muy común que dice: ¡Shit, which we were few... and they are going to clon Dolly! (Joder, que éramos pocas... y van a clonar a Dolly) .
Aficionados a los refranes dicen haber visto en las cabinas de peaje del puente carretero una cita que dice “Caminante no hay caminos se hacen caminos al cobrar” pero nosotros no damos fe de ello, es decir ni de la cita ni de que hagan nuevos caminos.
Aclaremos de una vez por todas que es mentira lo del sembrador de vientos. El que siembra vientos es un maleducado que tendría que ir a consultar al médico y tratar de evitarlos porque somos los demás los que cosechamos sus tempestades.
Por último si usted lee que “Si la montaña va a Mahoma, corran que es un alud” no le de crédito que no es una interpretación científica. Si la montaña no va a Mahoma es una montaña de poca fe, porque bien sabemos que “La fe mueve montañas” (o también puede ser porque es católica apostólica romana y esta bautizada de chiquita).
Esperamos haber derramado una cuota de verdad en estos renglones, en todo caso como dice el dicho “La verdad la dice cualquier tonto para mentir hay que tener imaginación”.

Viaje en micro

Todo comienza al ir a comprar el boleto. La empleada nos muestra que asiento elegir en la pantalla del monitor y uno piensa: a ver, si el micro se cae por un precipicio o tiene un choque múltiple en la ruta a las tres de lamañana, ¿en que asiento nos convendría estar sentado?. La parte de abajo esla más expuesta a los choques y eso de viajar con cientos de kilos arriba de la cabeza no es muy alentador, es cierto que se bambolea menos pero eso de estar cerca del baño...hmmm. En la parte de arriba se mueve mucho pero en caso de accidente tenemos las opciones de las escotillas del techo por las que se puede salir saltando entre los escombros. Ok., pero que asiento elegir; por las dudas que el conductor se quede dormido y se lleve por delante un puente bajo es conveniente de la cuarta fila hacia atrás.
Cuando llega el día de viajar nos bajamos del taxi y el hombre que descargala valija nos murmura algo inteligible y nosotros le damos una moneda. Hacemos la cola para dejar las valijas en la bodega del micro y un muchacho nos murmura algo inteligible, le dejamos una moneda y nos aprestamos a subiral micro. El chofer nos chequea el pasaje y nos dice algo inteligible y por supuesto respondemos con una moneda. Nos mira ofendido, y mientras nos devuelve la moneda, aclara la garganta y nos repite: ¡feliz viaje caballero!. Gracias, decimos algo abochornados pero contentos de ahorrarnos cincuenta centavos.
Es de madrugada y el micro viene de viaje desde Río Gallegos. Todos duermen y la atmósfera en su interior esta un poco cargada. Los cuerpos se desparraman desinhibidos sobre los asientos cual muñecos de trapo. Algunos rebalsan y avanzamos sorteando piernas. Con el bolso le pegamos a una cabeza que respiraba con la boca abierta apoyada en el posa brazo que seguro comenzó a soñar que estaba en las cruzadas y se le acercaba un bárbaro revoleando una bola con cadena que le acierta justo en medio de la testa. Nos había tocado el asiento de la ventanilla e intentamos vanamente despertar a nuestro ocasional compañero de viaje que más que durmiendo parecía en estado de coma dos. Para entrar teníamos que subir la piernai zquierda para pasar por sobre el hombre, a la vez bajar la cabeza para no pegarnos contra el porta equipaje y con la otra pierna impulsar nuestro cuerpecillo. Recordando nuestro curso de Tai chi, tomamos aire, nos pusimos en posición de grulla en guardia que cuida su nido a la vera del arroyo serpenteante al pié de la montaña, y nos lanzamos hacia delante. El asiento tembló al recibir este cuerpo gentil pero nuestro compañero ni pestañeo por lo que decidimos ascenderlo a coma cuatro.
Mientras nos acomodábamos intuíamos una presencia. La carita redonda de unpárvulo de apenas dos años se asomaba sonriente desde el respaldo delantero.¿Ta? dijo como todo saludo y nosotros equivocadamente respondimoscon una sonrisa ¡ta!. ¿Ta?, ¡ta!; ¿ta?, ¡ta!; ¿ta?, ¡ta!; ¿ta?, ¡ta!. Al llegar a un ritmo de ametralladora nos persuadimos que aquella relación atentaba contra nuestro descanso y pusimos nuestra mejor cara de monstruo de la laguna negra. Perfecto, sobrevino el puchero, el llanto y el advenedizo infante desapreció detrás del asiento.
Nos percatamos que por suerte nos tocó la ventanilla donde hay un martillo de emergencias. Leemos: “quite la cápsula de protección, saque el martillo y golpee el vidrio”. La susodicha cápsula es un plástico agarrado sólidamente con tres remaches. Nos miramos las manos sin uñas y pensamos como arrancar ese plástico que guarda con celo el martillito mientras el colectivo cae por un precipicio.
Tratando de tener pensamientos más propicios para conciliar el sueño, cerramos los ojos haciendo caso omiso a ese sospechoso olorcito a cable quemado. Son las cuatro de la mañana y no podemos dormirnos. Abrimos los ojos y el micro esta a oscuras salvo esos dos brillitos allí adelante.¿Ta?.

Estrategias

Conquistar mujeres es esa tarea que nos ocupa tanto tiempo a los hombres y para la cual urdimos diferentes tácticas y estrategias. El secreto es poder olfatear el perfil masculino que está de moda en la sensibilidad femenina y actuar en consecuencia. Los hombres exitosos siempre lo intuyen (o se lo bate la hermana) y los menosperceptivos lo leen en las revistas femeninas. Los chicos duros - esos quepara el mes de noviazgo le regalan la cajita feliz mientras ellos se comen la hamburguesa - se enteran lo que le hubiera gustado a la flaquita cuandolo leen en un carta colgada en la puerta del placard, la mitad vacío y con las perchas todavía tambaleándose. En los ochenta usábamos Wrangler Basic éramos izquierdosos, filovegetarianos y ecologistas. Con eso nos arreglábamos bastante bien y hasta conseguimos salir en una revista vestido de oso y encadenado a la reja del zoológico para una campaña de Greenpeace. Pero justo aparecen los yupies, habían empezado los noventa. Las mujeres empezaron a mirarse con una sonrisa cómplice cuando aparecía un flaco con traje y remera, dejando una estela de Hugo Boss. Nosotros agitábamos en sus narices la foto vestidos de oso encadenado pero ellas se obnubilaban mirando al vago que era “Licenciado en Gestión de Unidades Promotoras para el Desarrollo de Entrepeneurs” mientras digitaba un celular. Con buen juego de cintura nosotros hicimos un curso de lectura veloz y electricidad del automotor, pero no nos ayudó el teléfono celular. Tenía una antena de 30 centímetros, y cuando nos lo poníamos en el bolsillo derecho teníamos que cambiar las monedas y el llavero al izquierdo para poder caminar en línea recta. Habíamos zafado haciendo mímica con el teléfono de juguete de nuestro sobrinito cuando ¡voilá!, olfateamos feromonas con códigos diferentes. De pronto el perfil masculino con buena cotización era aquel que puedede mostrar el costado sensible de la masculinidad, su lado “femenino”, es decir afectuoso, además de políticamente correcto, económicamente solvente y pendiente del devenir de su pareja. Un hombre cambiando pañales o jugando con niños atraía más miradas femeninas que los muslos peludos y fornidos de un especímen en short, haciendo asado con la toalla en el cuello yescuchando el partido. ¿El costado femenino? nos preguntábamos en el café y hacíamos un gran esfuerzo para mantener el nivel de la charla y que no apareciera la palabra maricón. Imposible en esa mesa. El vasco comenzaba a aletear las pestañas, el flaco se acomodaba el jopo en un ademán felino y el gordo Manuel se equilibraba un supuesto corpiño que en realidad no le vendría nada mal a sus prominentes pechos. Con el tiempo nos dimos cuenta que los gustos de las mujeres para con los hombres son contradictorios y simultáneos. El ideal para ellas es llegar al departamento con el Principie Azul, pasar la noche con el Hombre Lobo y despertarse con el rey Midas.Y pensándolo bien no está nada mal ese punto de vista y subir a Cenicienta que a las pocas horas sea Gatúbela y a la mañana nos deje la cama vacía, ¡pero solo para reaparecer con el desayuno y metamorfoseada en NardaLepes!