Monday, October 23, 2006

Decadiario

En los cincuenta lloramos en la cuna, en una siesta llena de aviones. Siestas, nunca dormidas, saboreábamos banana pisada con jugo de naranja, al sol, mucho sol. Sol dorado en la bandera en mañanas nubladas, patrióticas y almidonadas. Los mocasines derrocan a los cordones. Sabañones, purgas y aceite de castor. Pato, ratón, Donald, Mickey y un mundo de fantasías televisadas. Telégrafo, teléfono, teletipo. Rico tipo, Tía Vicenta y Lupín. Lupines y garrapiñada. Piñas a la salida y salidas al centro. Entran los sesenta sin permiso y sin permiso los milicos se sientan - viejacostumbre - en el sillón de Rivadavia. Siempre Rivadavia nunca Laprida. Avenida Mitre y Laprida, Villa Martelli, otro barrio otro mundo. Otrosmundos, platos voladores, extraterrestres. ¡Extra extra, La Razón, Crónicadeareoooosss!. Gumersindo, Cristóbal y Don Fulgencio. La infancia se hace hombre. Nos dejábamos crecer el bigote y las ideas. El viento las despeinaba y a nosotros nos gustaba así, desordenadas. Nos achicamos un traje regalado con pantalones bombilla. La bombilla y el mate eran ley y la ley, del más fuerte. El submarino de la Giralda un lujo y el Submarino Amarillo un himno. Secundario agobiante, agobia la humedad en Buenos Aires. Verano Porteño, genio piazzoliano. Pizza con faina después del Teatro San Martín, isla del arte. Regalamos el traje regalado a los parientes del campo. Mañanas campestres, camisas con florcitas y los pantalones se ensancharon a la medida de nuestras utopías. Llegan los setenta y los cuarenta y tres setenta. Comenzamos a fumar profesionalmente, a hacer política amateur y abandonamos la pelota. Tarjeta amarilla por llegar de madrugada. Madrugadas de café y cigarrillo. El azahar en los paraísos del barrio y el Ombú en mi camisa. Los cordones de borcegos derrocaron a los mocasines. En la comisaría quedan Los cordones y la dignidad. La dignidad desaparece con los cuerpos que la sostienen. Silencio.Gritos. Goool mundial, grito cómplice, sincero, sin saber, sin sabor. Llegan los ochenta llenos de balcones y una flor, la democracia. Otra florde pequeños labios y dulces. Primavera en los ojos, germinación de familia. Esa motos que van a mil. Miles Davies, Dave Brubeck. Amigos, muchos amigos. Uno solo, solo uno para quebrar los cristales de Lennon. Política, carteles, pancartas como flores en un campo de consignas reverdecidas. Verdes, rojos ymulticolores muchedumbres. Gargantas recalentadas por melodías desatadas.Trova cubana, murallas derribadas. Los noventa en venta, todo se vende. Lo público se hace privado, lo privadose muestra obscenamente. Caras y caretas. Alpargatas si, pizza también y con champán. Pum. Se destapa la corrupción. Explotan las embajadas y los polvorines. Del polvo venimos en un largo genoma humano. Empate del dólar, partido arreglado. ¡La hora referí!,Fin de siglo, fin del dólar, fin de fiesta. Argentina 2000, riesgo país5000. Barajar y dar de nuevo. Letras gemelas para terror y torres. Tango electrónico, la voz caliente de Liliana Felipe. Calentamiento global. Veranos patagónicos. Escuchar Verano Porteño y lagrimear.

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